La importancia de la tecnología va ligada casi siempre a los usos prácticos que tenga.
De hecho, una tecnología muy costosa, o muy complicada, no suele triunfar, porque su implantación es muy complicada. Es por eso que a veces tecnologías que parecen rudimentarias triunfan sobre otras mucho más ‘modernas’. Sea como sea, la tecnología suele estar en continuo avance, siendo en general el desarrollo práctico de nuevas ideas concebidas por las disciplinas científicas, y por tanto, va muy ligada al concepto de innovación.
En la vida de la sociedad moderna, la tecnología es algo indispensable. De hecho, la mayor parte de los esfuerzos científicos se centran en la creación de nuevas tecnologías que cubran las necesidades de la sociedad y consigan elevar el nivel de bienestar. Eso sobre el papel, porque no siempre la tecnología se usa con el fin previsto ni se diseña para mejorar la vida humana (existen excepciones importantes, como las tecnologías bélicas), pero siempre una tecnología cubre una necesidad. Sin necesidad no es precisa la tecnología, y por tanto, no será usada.
Ligado a las grandes necesidades de la humanidad, siempre han aparecido tecnologías de gran valor. Para la necesidad de comunicación humana surgieron el teléfono, la televisión, la radio, internet… Con las necesidades de salud, han surgido avances en cirugía, medicina general, análisis clínicos… Con las necesidades económicas han surgido nuevas tecnologías industriales, tecnologías de procesos, de extracción.. Y así podríamos seguir hasta el infinito, porque no existe ningún ámbito en el que la tecnología no esté presente: sea en el económico, industrial, social, político, científico, legislativo, educativo… etc, en cuanto permite una mejora del resultado final o una simplificación de los procesos intermedios. Muy asociado a esto se halla el concepto de BAT (Best Avaliable Technology), o mejor tecnología disponible, en español. En este término se basan muchos de los conceptos modernos de la ecología y la sostenibilidad, mediante la mejora continua de las tecnologías usadas en la industria para evitar la contaminación.
Este término anterior ha cambiado en los últimos años el antiguo concepto de tecnología como incrementadora del rendimiento final. Antes las nuevas técnicas buscaban directamente el mayor beneficio posible, sobre todo por ser desarrolladas en el 99% de los casos por y para empresas que buscaban un rendimiento económico. Los grandes problemas posteriores a la revolución industrial, incluyendo no sólo los sociales, sino los medioambientales, son un claro ejemplo de lo erróneo de ese planteamiento. Hoy en día se intenta no sólo incrementar la producción, sino que las nuevas tecnologías cuiden otros aspectos, como el social, el bienestar de los propios trabajadores o el beneficio ambiental.
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